miércoles, 10 de septiembre de 2008

MAD MEN



Muchas veces las series terminan ubicándose en los canales por cable porque no encuentran quien apueste por ellas en las grandes cadenas, o porque su contenido les impide acceder a una audiencia mayor (lenguaje soez, escenas de sexo explícito...). Sin embargo en ocasiones esto ocurre simplemente porque apelan a un público más selecto, huyendo de las grandes masas. Este es el caso de «Mad Men» una pequeña joya que dificilmente obtendría grandes audiencias en alguna de las principales cadenas, pero que se ha hecho con un hueco en la parrilla desde el pequeño canal AMC, que la lleva programando desde el 19 de julio.

Argumento: «Mad Men» se sitúa en 1960 y cuenta la historia de Sterling Cooper, una ficticia agencia de publicidad de Nueva York, centrándose en la vida profesional y personal de sus ambiciosos, competitivos y muchas veces egocéntricos empleados.

Una gran ambientación y una fotografía impecable destacan sobre un conjunto de un nivel altísimo, y enmarcan un argumento que gira alrededor de las vidas de unos personajes definidos y muy diferentes entre sí. De fondo, la sociedad cambiante de los Estados Unidos de principios de los 60. «Mad Men» es una serie que trata con inteligencia al espectador, sus escenas tienen un significado mayor al que proyectan a primera vista y muchas veces los silencios dicen más que las palabras. La serie termina conformándose como una velada crítica al optimismo desaforado de un país ingenuo y a la moral hipócrita dominante en esos años, factores que se disiparían en parte con los profundos cambios que vendrían en años venideros, como por ejemplo la independencia de la mujer.

Y es que, a pesar de estar ambientada en un mundo laboral casi excluvamente masculino, el papel de la mujer, relegada en esa época a un papel totalmente secundario, está muy presente en «Mad Men», pareciendo a veces incluso el tema principal sobre el que gira toda la trama. La visión de la mujer nos llega desde el prisma de diversos personajes femeninos, de diferentes procedencias y con diferentes actitudes ante la vida, pero todos ellos comprensibles e igualmente atractivos.

El reparto, a pesar de no estar conformado por actores de primera línea, está elegido al milímetro, logrando que ninguna actuación desmerezca un gran nivel medio. Jon Hamm es Don Draper, el director creativo de Sterling Cooper, cuyas preocupaciones oscilan entre no perder sus clientes más importantes a manos de los empleados más jóvenes de la agencia y ocultar sus affairs a su mujer Betty, interpretada por January Jones. Vincent Kartheiser («Angel») es Pete Campbell, un joven y ambicioso ejecutivo que proviene de una rica familia y representa la mayor amenaza para Draper. Elisabeth Moss (la menor de las hijas del presidente Bartlet en «West Wing») es Peggy Olson, una nueva secretaria en la agencia, deseosa de prosperar gracias a su oportunismo. John Slattery («Mujeres Desesperadas») es Roger Sterling, socio de la agencia y amigo personal de Draper. La serie está creada por Matthew Weiner, productor y ocasional guionista de las dos últimas temporadas de «Los Soprano».

«Mad Men» es una serie que probablemente muchos encontrarán lenta y aburrida, pero que a buen seguro será disfrutada por espectadores más exquisitos. Todo en ella está cuidado hasta el más mínimo detalle, incluyendo unos originales créditos iniciales. En definitiva, una fantástica serie no apta para todos los paladares.

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